Sobre la humildad

Caminaba con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:

– Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?

Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:

– Estoy escuchando el ruido de una carreta…

– Eso es -dijo mi padre- es una carreta vacía.

Pregunté a mi padre:

– ¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la vemos?

Entonces mi padre respondió:

– Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuánto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.

Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando noto a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:

«Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace»

La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. Nadie está más vacío, que aquel que esta lleno de «yo mismo».

Anónimo

Maru Canales

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13 Responses to Sobre la humildad

  1. Gloria dice:

    Buenos días de domingo, Maru!

    Verdad, verdad sobre la humildad… Y hay que recordarlo a diario. Porque, a veces, ese ego gigantesco se manifiesta precisamente en pensar inconscientemente que nosotros somos el colmo de la humildad, cuando, quizá, se nos escapan conductas de «ruído ensordecedor» y… pocas nueces.

    Cada día, cada segundo, podemos aprender, si queremos, claro.

    Un beso,

    Gloria

  2. Maru Canales dice:

    Hola Gloria,

    En primer lugar me gustaría aprovechar tu comentario para darte la enhorabuena por tu blog, recién estrenado y, de paso invitar a otros a que te visiten.

    Me encanta estudiar sobre los opuestos y complementarios y, es curioso como una de las enfermedades básicas del ser humano (dentro de poco publicaré un artículo sobre el tema) es darse importancia y lástima: las dos caras de la misma moneda.

    Gracias por el enlace, Juan

    Un abrazo,

  3. Germán dice:

    ei!!! tienes razón… pocas palabras con mucho contenido… me tope con tu blog por cosas del destino… me gusto… te visitare amenudo… ojala tengas mas de estas reflexiones…

    saludos

  4. Maru Canales dice:

    Hola Germán,

    Muchas gracias por tu comentario, siempre serás bienvenido 🙂

    Saludos,

  5. Regina dice:

    Hola!! guapa, me ha encantado todo lo que escribes, quiero ir siguiendo todo lo que publiques, sigue asi. Tambien me siento muy apasionada y me identifico en lo que dices. Muchos besos.

  6. Maru Canales dice:

    ¡Muchas gracias, Regina!

  7. gonzalo fas dice:

    hola la humildad es esencial para poder vivir en armonia con las demas personas almenos yo practico futbol y alli es donde mas cuesta ser humilde pero por la biblia nos dice Dios que devemos ser humilde en filipenses 2:3 leanlo les ayudara

  8. luzma dice:

    Siempre me ha parecido que la riqueza del ser humano está en su humildad y en lo que sabe, mas no por lo que tiene. Ojalá algún día la especie humana pudiese evolucionar mucho como ser humanos.

  9. Gissela dice:

    Hola Maru, permite felicitarte por tan excelente blog, esta muy bonito, y sobre todo demuestras que eres una persona muy organizada, esta reflexión sobre la humildad me ha entrado en el corazón, porque es cierto, el silencio es mejor que las muchas palabras representado altivez, te agradezco por compartir este articulo, te deseo que coseches muchos mas éxitos, y te dejo el enlace de mi blog, para ti y tus lectores, feminidad-inteligente.blogspot.com

  10. david dice:

    la gente nesesita leer cosa hasi para que cambien
    porque en verdad este mundo esta lleno de gente mala

  11. ¿De dónde viene esa excesiva estimación de la humildad que hay en esta sociedad en la que contrasta tanto con los países anglosajones que la consideran como una gran debilidad de gentes mediocres? En un país como este, dominado tantos siglos de intolerancia y falta de respeto con el débil, gobernado por la inquisición en el que quemaban en la hoguera al que abría la boca para decir lo que fuera que estuviera en contra del orden establecido. O durante la dictadura anterior a la democracia, en el que lema para medrar y triunfar, era no te muevas mucho que de lo contrario no sales en la foto, o no saques demasiado la cabeza por encima de la multitud que te la cortan en el acto y te creas multitud de enemigos por todos los sitios… Si no eras de la casta, claro está.
    La humildad se utiliza como una estrategia de supervivencia, ser reservado a la fuerza para poder sobrevivir en un mundo de falsedad y mentiras, lleno de ignorantes, estúpidos y envidiosos. Es una mentalidad de no reconocer ni decir nunca cuales son tus bazas, ni tampoco exponer a quien conoces ni cuales son tus contactos, y de esa forma escalar en la pirámide social, a la chita callando, sin que nadie sepa de donde vienes ni adonde vas. Y en consecuencia esta forma de actuar hace que todos bajen la cabeza, y se minusvaloren y se hagan de menos ante los demás, por miedo a morirse de hambre, porque no les den nada si dicen lo que valen o son, ya que en este sistema dependemos de lo que opinen los demás para poder sobrevivir, y es ese prestigio lo que nos puede permitir llegar a conquistar la felicidad al no ser el objetivo de la diana de nadie.
    Aquí el que demuestra lo que vale si es un desgraciado que no tiene nada, le consideran un fantasma que quiere sobresalir y estar por encima de los demás, y se las está dando de algo que no es, fanfarroneando. Por decir que eres un sabio irónicamente, ya no eres humilde jajaja y te etiquetan de presuntuoso.Y así únicamente se valora a aquellos que están en el puro anonimato y que no salen en los medios ni en los periódicos, y detentan grandes fortunas, la mayoría de ellos hereditarias, y en consecuencia se les considera mentes y personas superiores. Sus estrategias son justamente no darse a conocer porque no les hace falta, ya que lo tiene todo de cuna, y no necesitan ser reconocidas ni valoradas para cubrir sus necesidades afectivas y sexuales, y de poder porque ya lo poseen, ni enseñarse públicamente ante desconocidos para que les permitan atraer a una compañía que les ame y evitar estar en la soledad permanente.
    Es como si la humildad fuera exclusivamente patrimonio de ricos, es muy fácil ser humilde así estando forrado hasta las cachas, y no hablar nunca de uno mismo ni de la vida privada. Una actitud de presumir en los pobres, es como si se viera de locos y de personas que quieren ser lo que no les corresponde por no ser discretos, al considerarles arribistas. Si alguien destaca lo tiene que ocultar, porque si no se lo comen vivo por los pies. Por eso nadie se atreve a decir que es el mejor en algo, ya que con seguridad van a por él y le machacan y le desprestigian y luego no le dan trabajo, ni nada. Uno puede decir que es muy bueno pero jamás decirlo en público, y debe expresar siempre que ha sido por suerte, por ayuda de otros, por trabajo continuado o por accidente de la vida.
    Tener la seguridad suficiente para venderse a uno mismo con fuerza y valentía no significa necesariamente ser un canta mañanas arrogante que no es humilde y que quiere presumir haciendo el pedante en todo momento, ni tampoco es exagerar la valía que uno posee. Mostrar lo que uno sabe hacer y pregonarlo sin menospreciar a nadie, además de una obligación, es lo más honesto, sincero y auténtico que existe.
    La humildad es una virtud que es todo lo contrario al idealismo y la fantasía, a la ilusión imaginativa de ser o tener, es vivir en la realidad que es la que nos puede permitir llegar a ver la verdad. Y sobre todo para saber donde uno está y su posición ante la vida. Consiste ser humilde fundamentalmente en tener la conciencia de nuestros impedimentos sociales y nuestras incapacidades físicas y mentales, para afrontar los problemas de forma adecuada, para luego actuar de acuerdo con tales carencias. Como un respeto hacia los demás, es una actitud inteligente ante la vida. La humildad es el conocimiento de nosotros mismos en relación con el mundo que nos roda. Una persona humilde generalmente ha de ser sencilla en su forma de vivir, sin fingir ni aparentar lujos ni boatos, es decir austera, y debe vivir además siempre sin mayores pretensiones que el camino del conocimiento de la verdad, sin contradicciones entre su forma de actuar y sus pensamientos. Tiene que ser alguien que no se crea superior y más que los demás por mucho que sepa y tenga. Por eso la humildad es todo lo contrario que la estupidez.
    La persona humilde de verdad, está al acecho siempre de aprender de las experiencias propias y las ajenas, y tiene un comportamiento en el que todas las posibilidades están abiertas para aprender cada vez más. Con la modestia para conseguir que las ganas de expresar lo que se piense se modere para mantener las propias acciones dentro las limitaciones de cada uno. En su entendimiento más extenso, se considera que el camino de la sabiduría es ilimitado y no tiene fin, por lo que nunca se debe de tener la oportunidad de presumir de nada ante los demás, solamente cuando se va a escribir la verdad, aunque los demás lo puedan confundir con la vanidad y la arrogancia. La humildad está basada en la conciencia de nuestra imperfección, de nuestra falibilidad a la hora de cometer errores que nos permitan aprender de ellos, que es la base de nuestras posteriores crecimientos personales y mejoramientos ulteriores. Mientras que el estúpido fuertemente vanidoso pierde su tiempo criticando o intentando impresionar a los demás, el que es humilde sigue su camino sin desviarse independientemente de lo que piensen otros, sin miedo a tener que recurrir a la ayuda o a la orientación de quienes están más avanzados en conocimiento y preparación. Ser humilde es ser valiente para que desde la decisión y el coraje evitar que desaparezcan miedos inducidos por el sistema y por las normas sociales establecidas para enfrentarse con la sociedad si es preciso para que todo cambie para mejor.
    La modestia y humildad excesivas, en este mundo tan competitivo, no son una virtud, sino un terrible defecto. La falta absoluta de humildad y la arrogancia en su peor sentido, es también nefasta. Para ser alguien, primero hay que creérselo de que vales y luego encaminarte con empeño, a conseguir un objetivo. Entre los extremos de humildad excesiva y carencia de toda humildad, hay una gama infinita de actitudes y matices, de grises, nada es negro azabache ni blanco nuclear, que son las actitudes que se deben de tener en función del momento. No se puede ser siempre igual, hay que variar el comportamiento de acuerdo con las eventualidades. Cuando alguien a partir de su enorme talento, de sus capacidades innatas, de sus inteligencias variadas para diferentes cosas, se destaca sobre los demás en la vida social, en su profesión, en los negocios, puede tener un perfil bajo o alto de autoestima y valoración ajena, según su personalidad y dependiendo de las circunstancias. Lo que sí percibo, es que hay una gradación en la percepción que tiene el otro de la persona talentosa que suele ser variable también en función de su estado de ánimo. Lo que piensan otros de nosotros no es siempre lo mismo, a no ser que no hagamos nada para evitarlo.
    ARTURO KORTAZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA ©

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