«Las decisiones de Dios son misteriosas,
pero siempre a nuestro favor»
Paolo Coelho
Actualmente somos muchos los que nos hemos involucrado en el camino espiritual. No sé sabe muy bien cuáles son las razones que hacen que unos empiecen a recorrer este camino y otros no, se trata de una decisión personal, que se toma en nuestra profundidad. Normalmente viene acompañada de algún suceso trágico para nosotros, de insatisfacción generalizada y cada vez más de una simple y gran inquietud.
En cualquier caso el camino ofrece en un principio grandes liberaciones, grandes expectativas. Solemos notar una gran liberación a la vez que empezamos a ampliar nuestra perspectiva, lo que sin duda conlleva inmediatamente una mejora en el bienestar personal. Pero este es un camino que no acaba nunca y, aunque ofrece grandes mejoras, siempre es a través de grandes aceptaciones, que hay que atreverse a mirar y traspasar.
En mi caso personal, tenía la sensación de que esta inquietud de alguna manera había nacido conmigo, siempre tuve una gran curiosidad por entender la vida. Y, si me fijo, veo que en la actualidad el camino espiritual está inmerso en todos los ámbitos, personal y profesional… Sin embargo, me quedó atónita ante los acontecimientos de los últimos días y, me descubro intentando trampear al destino, a la realidad.
Hace seis meses me cambié de casa. Os podéis imaginar la dificultad que podía suponer para mí elegir una casa sabiendo Feng Shui, la casa perfecta no existe… Decidí utilizar mi intuición y aceptar el mensaje, el reto que la vida me ofreciese. La encontré y, efectivamente no sé si la hubiese aceptado sin esta actitud. Pero, otro día hablaremos de mi casa. Hoy solo os quiero comentar un detalle que está directamente relacionado con mi situación actual.
Al llegar a decorar mi habitación me doy cuenta de los retos que me plantea, en una pared el armario empotrado, en otra una ventana. Me quedan dos paredes para colocar la cama. La natural en la que se han dejado enchufes e interruptores de luz, mi dirección de «pérdida» y, los pies de la cama mirando a la puerta. La otra opción, una buena dirección para mí, pero sin lógica en la decoración. Yo, que a veces me paso no sé si de atrevida o de lista, decido dormir en mi dirección de «pérdida» y, me convenzo de que estoy haciendo una prueba, hay que investigar lo que se dice y se escribe… Pues se acabó la investigación, resultado tumor cancerígeno. Por supuesto, he cambiado la posición de mi cama y, curiosamente, la habitación ha quedado más acogedora, ahora no puedo poner mesitas de noche a los lados de la cama (lo cierto es que nunca las usé) pero me ha quedado un rincón libre bastante amplio que he decorado como a mí me gusta, por fin tengo mi rincón de meditación en mi propia casa, algo que siempre quise.
Lo reconozco, ¡como a mí que soy maestra de Feng Shui me va a afectar una orientación!. No, no se trata de que te afecte o no, se trata de un aviso, de un mensaje que no quisiste escuchar. Lo mismo que hice con las consecuencias físicas evidentes que me estaban sucediendo… todas mis amigas diciéndome, yo iría al médico. Pues yo no, porque no estoy enferma, todo forma parte de mi proceso… (yo cuando me pongo soy muy, pero que muy inconsciente).
Como estos, hubo muchos otros mensajes que no escuché, hoy los veo. Una de las grandes características de mi programa es «ocultar». Aunque funciona en cualquier ámbito, en ese momento lo empezaba a descubrir, ahora veo que era otro mensaje. En este fue claro, si no vas al médico y no te dicen que tienes cáncer, no lo tienes… Es más, fui un par de veces a urgencias y no me vieron nada, por supuesto se lo hice saber a todas mis amigas.
Creí que tenía acumulación de tickets espirituales, como esos que te dan en el súper y vas canjeando por regalos. Estoy estudiando en la Escuela de Desarrollo Transpersonal, en donde nos dedicamos a autodescubrirnos a nosotros mismos como paso previo para guiar a otros en sus procesos, mis resistencias tampoco las vi. Entonces, mi casa me avisa, ya sabe la vida que es una buena manera, me dedico a ello, ni lo huelo. Los últimos libros que he leído, por ejemplo El Silencio, empiezo a leerlo, una chica que medita y tiene cáncer, antes de acabarlo se lo dejo a una amiga, creo que lo necesita más que yo… (mi amiga no tiene cáncer, yo si).
Pero hay más, el médico me habla de su diagnóstico y solo me faltó sacar la cartera y buscar uno de esos tickets… Este no sabe lo que dice, yo, yo que medito, me busco… (jajaja y no me encuentro…). Me receta mil pruebas para la semana siguiente y, yo sigo pensando en mis tickets, va a alucinar cuando vea que no hay nada, comienza mi carrera por todas las técnicas que conozco que me puedan liberar de esta situación…
Llegan los resultados, empiezo a leer el informe y es tal el bofetón que no puedo acabarlo. Maru, no nos queda otra que aceptar. No hay tickets de cambio, pero hay un conocimiento y una experiencia que poner en práctica y que me guiará. Mi cuerpo está hablando, me callo y empiezo a escuchar. Y, de repente sucede, es mucho lo que teníamos que hablar… Gracias a la vida que me da tantas oportunidades y avisos. Ahora veo el camino, he de cambiar el rumbo de mi fuerza (lo burra que puedo ser) y de mi energía hacía donde se ve y se escucha, donde se crece y se sana.
Paradojas de la vida, el camino espiritual es mucho más que un simple ticket, es el viaje completo al despertar.
Maru Canales
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