Nuestro afán por querer controlarlo todo no tiene limites, no entendemos como puede existir algo que sentimos (entonces existe…) pero no controlamos (entonces es producto de nuestra imaginación…) así nos dedicamos a investigar sobre el amor para llegar a comprobarlo “científicamente”.
Son dichas conclusiones científicas sobre el amor, las que Eduardo Punset nos comenta en su libro Viaje al Amor. Aquí tenemos la formula del amor:
A=(a+i+x)K
El amor es igual al apego afectivo (amor materno, escolarización…), más la inversión parental (construcción del nido), más la resistencia metabólica (vida emotiva y sexualidad) todo ello afectado por el entorno institucional (soporte social).
“Los circuitos activados por el amor materno, fraternal o romántico son los mismos. Es más, son los mismos circuitos para el amor que para el desamor”
A estas alturas todos sabemos que todo lo que nos sucede y sentimos se refleja en nuestro organismo, pero dudo que esta repercusión sea condición suficiente para confundir dicho reflejo con el objeto. En este sentido me inquietan tres cuestiones o quizá le estamos llamando amor a cosas diferentes:
- Según Punset se trata de un instinto de supervivencia que reside en el cerebro, desde hace mucho tiempo…
Por un lado, eso significa que hemos descubierto que Adán y Eva acabaron amándose, porque cuando fueron expulsados del paraíso no lo hacían y eso lo demuestra el hecho de que Adán acusó a Eva y no se defendieron. Según Fromm este es el origen de nuestro no saber amar.
Por otro lado, hay muchos estudios que cuestionan el instinto humano, (entendido como una pauta hederitaria de comportamiento que posee una finalidad adaptativa y de supervivencia) y creen que los humanos tenemos “reflejos”. Utilizamos los reflejos para suplir nuestra falta biológica del instinto, es decir, lo suplimos utilizando la inteligencia.
- “Los métodos son diferentes entre hombres y mujeres, los de los hombres son más simples mientras que los utilizados por la mujer son más elaborados. Esto es debido a la evolución, mientras que el parecido entre un hombre y un chimpancé sigue siendo muy común, la mujer de hoy no se parece en nada al primer fósil femenino encontrado hace dos millones de años”
Esto si que es una mala noticia, si lo que buscamos en nuestra pareja, según lo expuesto en el libro, es la simetría …
- Cuando nos enamoramos se producen una serie de alteraciones en el organismo, por ejemplo sube la oxitocina. Aquí reside el campo de investigación para el futuro, encontrar un fármaco que nos permita regular nuestros procesos amorosos…
Esta cuestión me da escalofríos, me recuerda al famoso “orgasmatron” que presentó Woody Allen en la película “El dormilón”. El orgasmatron es una máquina para conseguir orgasmos, previendo que en un futuro no seríamos capaces ni de hacer el amor…
Cuidado con lo que pensamos, por que al final sucede… Personalmente me quedo con el planteamiento de Sergio Sinay que se reflejaba en el artículo del Buen Amor, para leerlo pulsar aquí
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